sábado, noviembre 12, 2005

CLEAN: Sentimientos en fuga


"Clean" es la primera película que se estrena comercialmente en Chile del francés Olivier Assayas. Apareció en cartelera el jueves antepasado. Ahora está en su segunda y, al parecer, última semana en nuestras pantallas. Tuvo su pre-estreno en Sanfic de este año. La protagoniza Maggie Cheung, la ya diva asiática de "Con ánimo de amor", quien se ganó con justicia el premio a Mejor Actriz en Cannes 2004, el año en que Tarantino fue presidente del jurado. Cheung estuvo casada con Assayas, pero ya estaban separados cuando hicieron esta película juntos. Tricky, el músico electrónico, es un personaje clave de la película (no es cameo: actúa de Tricky, la estrella de la electrónica), así también como la música de Brian Eno, y claro, Nick Nolte, que ya viene a ser el padre del todo el mundo después de verlo aquí.

No puedo decir mucho más que esto: datos. Aún estoy digiriéndola. Podemos agregar que se trata de una mujer china que es pareja de un rockero de cierto renombre, con quien tiene un hijo que no vive con ellos, sino que con los padres del rockero. Y el músico muere de una sobredosis de heroina. La mujer no tiene culpa directa: compró la heroína, pero no estaba en el lugar de los hechos cuando todo ocurrió. Pero, de todas maneras, se va seis meses a la cárcel. Cuando sale, debe empezar todo de nuevo. Debe volver a encontrar trabajo. Debe intentar reconstruir una vida para recuperar a su hijo. Pero no se la hacen fácil. "Tú has recibido golpes, pero también los diste", le dicen. "Pero te mantuviste de pie, y por eso te respeto", le hace de sparring moral Sandrine, una fan y especie de amiga que encuentra en el caos.

Es el mundo de la música: el mundo de Mojo, Austin, Dreamworks, Q, Limp Bizkit, Mazzy Star, todos nombres que se entremezclan entre los diálogos de los personajes. Es el mundo de los desarraigados, que viven entre Londres, París y Vancuver. Y los que quieren ser mejor persona. Es el mundo de los que intentan explicar lo que no se explica: "Es fácil ser valiente cuando todo va bien", dice Albritch, el personaje de Nick Nolte. "Lo difícil es ser valiente cuando el mundo se te viene encima". Albrith es un buen tipo, honesto, algo misterioso: "Los niños me intimidan", le dice a su mujer, que está enferma. "Entienden todo, me leen el pensamiento". Y es el ancla esperanzadora entre todo este frío interno y de soledad que es la vida de Emily (Cheung): "Creo en el perdón. La gente cambia", le lanza para tranquilizarla.

La película tuvo buena crítica: no sólo la encontraron buena; también dijeron cosas interesantes de ellas. Las buenas películas. en general, te hacen escribir mejor. Leopoldo Muñoz en Las Ultimas Noticias habla de "la humanista óptica de la voluntad contra el destino"; Ascanio Cavallo en El Sábado tuvo problemas con el uso de la cámara de Assayas (elemento que a nadie deja muy indiferente: todas la críticas hacen referencia al tema); Pamela Bienzobas, en Mabuse, hace un atinado perfil de Assayas; Sebastián Lorenzo en La Fuga hace referencia al modelo discriminatorio al que debe enfrentarse toda adicta; para Lídice Varas de La Nación la suciedad de las ciudades que se muestran son el marco para la suciedad de los personajes; y Ernesto Ayala en Wikén da en el clavo con "cierta épica" que late en lo más profundo de la película:
"La forma en que nos esforzamos por llegar a acuerdo con nosotros mismos, con nuestra historia y nuestro entorno, si es que lo logramos, nunca está del todo desprovista de cierta épica".
¿Alguien más la vio?


Película de músicos

13 comentarios:

AFA dijo...

Recuerdo que cuando la vi me dejó bastante frío, o mejor dicho, bastante más frío que lo que esperaba. Había leído antes una artículo de Kent Jones y una entrevista con Assayas en la que hablaba de Clean y me parecía una idea genial, alguien que encuentra la redención incluso a espaldas de ella misma, sin saber cómo, sin ser tocada por una varita mágica. Assayas debe ser quien mejor habla de su propio cine, al punto de llegar casi a justificar lo injustificable, como Demonlover, que cuando uno lee a Assayas hablando de ella se vuelve un monstruo inteligente y lúcido y no la película bastante mediocre e ingenua que resulta ser.

Al final descubrí que lo que no me convenció de Clean fueron básicamente tres cosas. Dos son los dos clichés que creo encierran narrativamente la historia, clichés que me costó bastante superar y olvidar y que me "sacaron de onda" todo el tiempo. Me refiero al músico-genio-incomprendido del inicio (el esposo de Emily) y el músico-genio-no descubierto del final (Emily en el estudio). Esa especie de "glamorización" del fracaso, es decir, en realidad nadie en la película fracasa, sino que son ganadores disfrazados.
Esto me resulta un poco más importante de lo que debiera ser porque cuando vi Clean estaba pensando en "Fin de Agosto, Pincipio de Septiembre", a mi juicio la obra maestra de Assayas, donde de nuevo se trata la historia de un artista (un escritor) pero sin nunca sacarlo de proporción, sin nunca tocarlo con la varita de la rendención a través del reconocimiento público. El escritor de Fin de agosto... muere, y su enfermedad y la certeza de su muerte (hay una conversación en un tren que es mi mmento favorito de Assayas) le da humanidad, algo que me faltó un poco en Clean.

Luego está el tema de la distancia con el personaje. Clean está narrada desde una distancia muy particular. No es primera persona pese a que seguimos a Emily casi todo el metraje. Esta distancia me permitió hacer algo sumamente perjudicial: juzgar a Emily. Cuando la veía no dejaba de pensar en lo inmadura que era, en lo víctima que se veía ella misma (y que Assayas traba de hacerla parecer)... caí en esa trampa y eso me impidió sentir lo que le pasaba...

en fin, mi mayor problema con Clean es que es una película de Assayas, y después de L´Eau Froide, Fin de Agosto, Les Destinees y ese maravilloso documental sobre Hou, como que uno (al menos yo) le exijo más... injusto igual, no?

Anónimo dijo...

sisi, hoy mismo!
Pero no sé criticar cine y tampoco sabría calificar esta peli.
Si me gustó y no me gustó, más si que no.

Gonzalo Maza dijo...

Gracias, Alejandro. A mí me pasó algo muy ridículo. Entré al cine pensando que la película duraba 175 minutos (que es lo que decía la página de cartelera de El Mercurio), cuando en realidad no pasa de los 110 minutos. Lo que quiero decir es que iba preparado anímica y espiritualmente para ver una película de tres horas, con una actriz china. Cuando Maggie Cheung hace su paseo por el zoológico con su hijo, miré el reloj y dije "Mmmm, esto es recien la mitad de la película, y parece el climax", y cuando canta en el estudio, me dije: "¡La película debería terminar acá! Es el final perfecto... ¿Qué más se podría contar en una hora más?".

Y la película se termina ahí.

La película no me dejó frío como a ti. En parte, me imagino, porque no he visto ninguna otra película de Assayas. Me parece que las actuaciones el parcito de Cheung y Nolte dan ganas de pegarles: casi se ufanan de su talento. Están soberbios, en el sentido amplio de la palabra. Se creen la raja. Nolte con ese tick de las cejas que le tiemblan, y la hongkonesa cambiando registros como quien cambia diapositivas en una máquina. Nunca se arranca, siempre se contiene.

Es una pelicula ondera, claro. Sin embargo, ahora que lo dices, caigo en cuenta de los clichés genio-creativo. Pero no lo vi. Además, es una película de músicos... ¿qué esperabas? Es otra manera de contar la vieja historia de caida y resurrección.

Yo creo que que te vaya bien, o que logres lo que ansías es tan humano, nos identifica tanto, como cuando no lo logras. Pensar que los perdedores son "más humanos" es, digamos, otro cliché. Los márgenes de acción dramática en un género como éste son tan estrechos como los márgenes que dejan las películas de deportistas: al final, o gana la carrera o pierde la carrera. Y por lo menos, me parece, lo importante no es eso (Emily no quiere ser una estrella... quiere volver a ver a su hijo). La película surfea bien (surfea, porque ya dijimos, es ondera) por esas olas.

Y lo de juzgar a Emily está bien. Precisamente, nos hacen juzgarla para después comernos nuestro prejuicio. No es una blanca paloma. Tampoco es la puta con corazón de oro. Es una mina perdida que necesita agarrarse de algún lado. Quizás, Maggie Cheung es demasiado bella, y se produce un poco el efecto "Betty la fea": Assayas la afea harto para que al final se saque los lentes y se corte la chasquilla.

Todos estos elementos son propios del melodrama, y odiarlos de por sí nos aleja del mundo. Pensando así, ¿con qué parámetros se podría disfrutar de una película de Douglas Sirk?

Así que, discrepo: no es mediocre la película (cuesta harto trabajo lograr esa contención) ni ingenua (sabe lo que hace, aunque haya cosas que no nos gusten).

Sí es redonda, quizás demasiado redonda. Perfectilla. Y ese debe ser el frío que se cuela en la sala cuando uno la ve.

AFA dijo...

Si, puede ser. Como te decía, Clean tiene todo lo que me gusta en una película. Mesura, un guión narrativo pero lo suficientemente abierto como para que existan esas escenas que no te cuentan nada específico pero que son puro cine (el niño comprando comics), unas actuaciones de miedo (Nick Nolte contándole a su esposa que en realidad los niños no son su fuerte es para parar los pelos), incluso cuando lo pienso, el que uno juzgue a Emily me parece una buena idea...... y sin embargo me dejó frío, no me produjo ninguno de esos momentos epifánicos que sí me produjeron Fin de Agosto, Agua Fría y les Destinees, incluso partes de Irma Vep. Tal vez si fuese una película de perico los palotes me hubiese logrado emocionar, pero siempre me pasa con los maestros (y Assayas es para mí uno) que como que cada vez les exijo más o los mido con otra vara.
Puede ser, como dices, que me haya parecido un poco fríamente perfecta, pero ojo, que esa distancia o frialdad también es premeditada y si pienso en ella me parece justa.
Cuando me refiero al fracaso, no me refiero tanto al típico artista fracasado, sino al fracaso final: la muerte, y la muerte que llega antes de que el artista se consagre o disfrute en vida de su éxito (fracaso que sí estaba calro en el escritor de Fin de Agosto.. a pesar de que después editaban todas sus obras, tampoco para hacerse ricos, pero algo así). Sobre el cliché del artista fracasado, no lo veo tan común. Lo que hay mucho es el artista fracasado que al final de la película encuentra rendención, igual que hay muchas películas del genio-loco, el loco-lindo y el loco-mas-cuerdo-que-cualquiera. Pero películas de artistas fracasados, gente sin talento, así como de locos-locos... hay pocas, tal vez si la última de Hou (una tipa que canta pero que no tiene dedos para el piano) y Keane (una joya de Lodge Kerigan en que un esquizofrénico vive dentro de una pesadilla) y un poco más.

En fin que Clean no creo que sea una mala película (cuando decía que me parecía mediocre e ingenua me refería a Demonlover, no a Clean), y de hecho hasta me gustó por partes, pero poco. Lo que sí me alegró mucho fue que no fuera como Demonlover (pensé por un momento que habíamos perdido a Assayas)... pero igual me dejó helado, o tibio a lo más... en una de esas me estoy quedando sin alma.

saludos

AFA dijo...

Una cosa más, seguí el link a Ascanio Cavallo y hay una frase que me golpeó en el estómago... "el buen cine francés es escaso y de pocos autores significativos".

Ya va siendo tiempo de que Ascanio Cavallo se de una vuelta por internet (y aprenda a piratear), vaya a algún festival (aunque sea al Sanfic), se suscriba alguna revista de cine de afuera (le recomiendo Cinemascope o Filmcomment) antes de seguir despotricando contra un cine que ni conoce. Claire Denis, Bruno Dumont, Laurent Cantent, Eric Zonca, Agnès Jaoui, Gaspar Noe, Jean-Claude Brisseau, Philippe Garrel, los casi franceses de Haneke o los Dardenne, los viejos pero aún en forma Godard y Rhomer... en fin, la lista podría crecer... ¿sabrá quienes son? y lo que es más preocupante, ¿le importará?

Me molesta mucho esa actitud "ya no hay cine como el de antes" que toma Cavallo, esa cinefilia de Blockbuster (si no está en Blockbuster no existe), pues lo único que esconde es flojera. El otro día leí el Canon del Cine, y pese a estar de acuerdo en el fondo (la crítica tipo Harold Bloom), cuando llegaba la hora de citar cineastas volvíamos a lo mismo (Welles, Hitchcock y cia.) Ya va siendo tiempo de que Cavallo cambie las referencias. Cuando la nueva Ola empezó tomaron a Hitchcock y Welles y Hawks y Ray como referencia porque eran los tipos que estaban haciendo películas en esos años. Seguir hablando de ellos 50 años después es pensar que el cine ya está muerto. ¿Donde quedan Kiarostami, Hou, Tsai, Wong, por nombrar sólo cuatro? Apuesto una caja de chelas a que Cavallo piensa que Jia Zhang-Ke es una especie de arrollado primavera.

puf, y eso de criticar la cámara al hombro, cámara que desde hace 11 años usa Assayas, que es la misma que usan los Dardenne...

nada, me enojé con Ascanio

F. dijo...

siempre paseo por acá. muy buen blog, de verdad. me gusta que linkees siempre otros sitios. ¿tu eres el que escribiste el reportaje acerca del Clinic (The cinic) en la zona de contacto?. saludos

Seamusthepoet dijo...

Buen blog.
Sobre "Clean". La vi en Sanfic. Después de haber visto el mismo día 2046 y el documental-película sobre los niños abandonados en Tokyo. Quería ver a Assayas, pues no pude ver Irma Verp en el ciclo organizado por el Inst. Chileno-Francés. En IMDB, Assayas bordea los 7.1. Y por Cheung siento lo que Fuguet describió en Cinépata (lo de Mabuse es insólito ¡Cómo si Fuguet fuera el guatón Romo!). La trama es total. Él es muy Nick Cave. Ella en francés, mandarín e inglés. La última toma en San Francisco! Assayas además es responsable del guión (con Martin) y en tal sentido se nota. Es como si hubiese (d)escrito algo que ya había visto, que conocía al revés y derecho. Lo de Tricky le agrega el style y cierto glamour. La canción final y el abrazo de la ex compañera de celda. Es redentora. A tip. Un documental que es carne viva, son las tomas en "Tercera Obra", la última de la Compañía La María.

deeply dijo...

A mi too me gustó mucho Clean, y escribí un comentario hace poco (musica que vemos, radio u de chile). Está chora tu página, ahora tengo con quien comparar opiniones de cina.

ya viste la última de francois ozon?

Alfredo Sepúlveda dijo...

Yo tengo buen recuerdo de Clean. Será porque odio el mundo tecno y Tricky y todo eso, que me sorprendió encontrar humanidad en ese mundo (soy una máquina de prejuicios, cierto). Es raro: concuerdo con el Lulo (que en NY ve mucho más lejos que uno), pero igual la pelìcula me gustó. Llámenme cebollero: me gustó la reivindicación de Emily, y sobre todo me gustó Nolte. Casi diría que la lección de vida viene de Nolte y de nadie más. Él es lejos el mejor personaje de la película.

AFA dijo...

Acabo de leer el manifiesto y la verdad es que no veo cómo puede ser aplicado al cine chileno de hoy. Es como querer usar El Capital o El Libro Rojo en la preparación de un pastel de choclos. De que se puede, se puede, pero lo mismo se podría tomar el sermón de la montaña como un manual del último Citroen XV.

Cuando Littin y Cia. hablaba de revolución, no hablaba de una revolución de las formas cinematográficas ni una revolución de los métodos de producción de cine (y si se hablaba de ello era una consecuencia muy menor de fenómenos más importantes). De lo que se hablaba era de una revolución de verdad, de un grupo de inquilinos en Mulchén que se tomaban un fundo, de unos obreros que paraban en una fábrica, de nacionalizar el cobre, de hacer la reforma agraria. Ese era el contexto social del cine de esos años, esa era su medida y su obligación, ese era su "imperativo histórico", no las vicisitudes y noches de mal dormir de un grupo de ex estudiantes de cine filmando una película (entre los que me incluyo).

Usar el manifiesto fuera de su contexto político es hacerle un flaco favor, pues se le domestica, se le desnaturaliza totalmente, se "despolitiza"... (lo cual me recuerda que en los tiempos de Pinochet los fachas no decían que eran de derecha, sino que eran "apolíticos").
La única forma de creer en el manifiesto (y creer de verdad en él) es estar dispuesto a hacer películas-molotov, ir a filmar una toma y las miserias de las salmoneras del sur, de los temporeros de la fruta, de los mapuches que queman los camiones de las forestales. Cualquier otra cosa es reinterpretar la historia bajo el prisma que más nos conviene, el más cómodo, el de una revolución de salón, cortesana, simpaticona, el de la revolución de la nueva izquierda o de una pasividad política irónica y descreída. No considerar el contexto político en el análisis del manifiesto (o en su apropiación) es casi como decir que Allende murió para que Patricio Guzmán pudiera hacer un documental sobre él.

Creo que no hay que confundir la admiración por las películas de esos años (algo que me llama la atención y encuentro muy rescatable de Campos porque ya era hora de que alguien valorara nuestra historia fílmica), el deseo y necesidad de encontrar referentes estéticos en nuestra propia cinematografía, y finalmente las simpatías políticas, con asumir a medias los postulados del cine de los 70, que insisto, son eminentemente políticos pues nacen de un contexto determinado, del deseo de llevar adelante una Revolución con mayúscula, de toda la sociedad, no de un grupo de cineastas.

No dudo que muchas cosas se pueden rescatar del manifiesto, pero para mí lo mejor sería hacer uno nuevo y dejar que el viejo siga descansando en medio de su contexto, que se le permita seguir siendo político, ácido respecto de la sociedad, no respecto únicamente del cine.

A fin de cuentas creo que a los cineastas de los 70 no les quitaba tanto el sueño el cine como la realidad, y de ahí tal vez la fortaleza de sus películas.

AFA dijo...

Como diría el Chavo: "ah, bueno así pos sí". La idea en todo caso no era sacralizar el manifiesto de los 70, sino simplemente llamar la atención sobre la imposibilidad de despolitizarlo, o sea, que para mí lo verdaderamente importante en el manifiesto es lo que pasa fuera de él o incluso fuera del mismo cine. El cine es un engranaje más en algo más importante y eso como que también permite que las películas sean más libres.

De todas maneras quisiera decir que me parece notable que se esté hablando de esto en vez de la forma en cómo poder dar el nuevo taquillazo, e insisto en que valoro muchísimo el que se esté hablando con tanta pasión de pellículas que estaban en el cajón del olvido. Siempre se dijo (mal) que el cine chileno era huérfano y casi todos llegaban con una postura de querer inventar la rueda o creerse que habían descubierto el hilo negro, los "locos fundacionistas" de los que habla Ruiz. Que aparezca alguien que se sienta heredero de un cine chileno es algo que aplaudo. Respecto de qué hizo que esas películas tan buenas, la verdad no lo sé, pero tal como dice Sebastián Campos seguro que hay un factor de compromiso social entremedio, algo que vincula esas películas muy fuerte con la realidad (ver el Chacal de Nahueltoro es viajar al Chillán de los años 60) y que sería bueno tratar de identificar mejor para poder aplicarlo hoy día.

Gonzalo Maza dijo...

Acabo de escribir un extenso comentario de casi tres páginas que se perdio para siempre (la luz de mi casa se cortó por dos minutos segundos antes de enviarlo). Tengo mucho que decir de todo esto, pero lo dije ahí, y ahora quedé agotado, no podría repetirlo.

Lo siento. Los quiero. Gracias por visitar este blog y decir las cosas que dicen.

AFA dijo...

No puede ser Maza... ¿no quedó en la memoria RAM por ahí enredado?... en fin, que pensando un poco más se me ocurre que un buen punto de partida puede ser asumir que el cine chileno siempre será un cine pobre, que nunca podrá contar con los recursos de otras cinematografías (ni siquiera de los cines mexicanos, argentinos o brasileños, donde a estas alturas 1 millón de usd puede llegar a ser poca plata), lo que lejos de ser un problema, si se toma por el lado amable (como diría el Chómpiras) puede ser una gran oportunidad, porque ahora que lo pienso, para mí muchos de los mejores cines son cines pobres (el neorrealismo italiano, el nuevo cine latinoamericano, el cine de europa del este, el cine taiwanés, el iraní, el argentino, la misma nueva ola).

Coincidentemente todos estos tipos de cine tienen como un aire muy documental, lo que creo podría venir del hecho de que ante la falta de plata no se puede pensar en crear un universo falso (tipo Hollywood, donde Spielberg si quiere hasta hace un aeropuerto de mentira, con Starbucks y McDonald´s de mentira) y lo más fácil (y más barato) es tratar de reflejar el que ya existe.

En vez de quemar autos y colgar cámaras desde grúas voladoras, en vez de filmar desde un helicóptero, las películas pobres se hacen a ras de tierra, en escenarios naturales, cerquita de la realidad.

Lo bueno de eso es que permite dos cosas: por un lado obliga al cineasta a tener los ojos bien abiertos, a mirar la realidad para encontrar lo que más vale la pena contar de ella; y lo segundo es que aliviana bastante el trabajo del cineasta, quien ya no se pasará semanas pensando en cómo demonios va a hundir el Titanic sino en cómo se relacionan los personajes, qué pasa en la historia, qué está diciendo su película.

¿Será por eso que el mejor cine chileno siempre ha tenido un toque documental, como bien dice Campos?
Puede ser, ¿o no?

Otro sí, en una par de semanas andaré por los sures y me gustaría mucho dejarte una copia de Fin de Agosto, inicio de Septiembre, para que me digas que te parece, ¿te parece?