domingo, octubre 23, 2005

VALDIVIA no termina

De último minuto, y cortito: Matías Bize es entrevistado hoy en "Artes y letras"; Fuguet escribe sobre Ezequiel Acuña y "Como un avión estrellado"en el Radar, en Página 12. Y la presidenta del jurado del Festival, Verónica Cortínez, envió una carta a los diarios criticando la cobertura, que aparece reproducida en el correo semanal que manda Chileindependiente. La carta es la siguiente (las negritas son mías):

Historias del Cine Chileno

Como presidente del jurado del reciente Festival de Cine de Valdivia me veo en la obligación de corregir ciertas inexactitudes publicadas en " El Mercurio" y en otros diarios nacionales en torno a las premiaciones al mejor largometraje y al mejor largometraje chileno de este año. Estas inexactitudes se han reiterado a raíz del Festival de Cine de Viña del Mar y del Día del Cine, y me temo que con cada repetición parecen adquirir mayor veracidad. Aunque los errores son varios, me centro sólo en los dos más significativos, con la esperanza de facilitarle el trabajo a un futuro historiador de nuestro cine más reciente.

Bajo el titular “Valdivia ignora al cine chileno”, El Mercurio (7 de octubre, C18) inventa una polémica debido a que el premio al mejor largometraje lo obtuvo El niño dormido, una película belga-marroquí de Yasmine Kassari. El cine chileno estuvo muy bien representado con cinco largometrajes, y el jurado lo midió con la misma vara que usó para evaluar el mejor cine internacional; esto debería ser motivo de satisfacción. Parece que fueron los periodistas quienes ignoraron parte de la muestra presentada en Valdivia. Cabe destacar la honestidad del periodista de La Nación, quien me confesó algo avergonzado que ninguno de los periodistas había visto la película ganadora, pues especulaban que ganaría una de las chilenas. No sería mala idea instituir en el Festival de Valdivia un premio del público, pues el jurado oficial no siempre coincide con las expectativas nacionales o de algún periodista. Como se sabe, el premio del público del Festival de Viña recayó en Olga, una película brasileña, lo que demuestra que es falsa la suposición de que el público chileno se inclinaría necesariamente por una producción nacional.

Valdivia no sólo no ignoró al cine chileno, sino que este año incluso tuvo un premio adicional para el mejor largometraje chileno. Este premio no fue “inventado a última hora, a pedido del Ministro de Cultura, José Weinstein” (Las Últimas Noticias, 7 de octubre, 33), ni “instituido recién en los últimos días del festival” (La Tercera , 7 de octubre, 56), cosa que repite El Mercurio hace unos días al decir que “se inventó un premio a último minuto para la producción nacional” (16 de octubre, C21). Este premio surgió por iniciativa de Televisión Nacional en mayo y estaba especificado en las bases de la competencia. Nuestro jurado operó desde un comienzo sabiendo de su existencia. De manera unánime y con gran entusiasmo, le otorgamos este premio a Mi mejor enemigo de Alex Bowen, con el único criterio de su calidad cinematográfica. En este sentido, es incorrecto lo que El Mercurio publica ayer bajo el título “La vedette del año” donde se dice que “algunos lo vieron como un pie forzado” o que el premio pudo deberse a que “la cinta será la representante chilena en los Premios Goya” (18 de octubre, C17).

Es cierto que el Festival de Viña premió la película chilena En la cama de Matías Bize, que no obtuvo distinciones en Valdivia. Si uno quisiera inventar una nueva polémica podría cuestionar por qué en Viña hubo sólo dos películas chilenas en la competencia o por qué no se preseleccionó Se arrienda de Alberto Fuguet, que está teniendo gran éxito de público en todo el país. En Valdivia hubo tres premios para películas chilenas y en Viña hubo tres premios para películas chilenas. En lugar de crear conflictos donde no existen, deberíamos alegrarnos por la cantidad de películas chilenas que se hacen actualmente y cuya calidad reconocen jurados internacionales de todas partes.

En estos momentos escribo un libro sobre el cine chileno de fines de los años sesenta y me sorprendo con frecuencia ante la gran cantidad de errores de este tipo que distorsionan y confunden la historia de nuestro cine. Ahora he sido testigo directo de cómo se producen estos errores, que por lo general nadie se encarga de rectificar. Creo que es mi deber recordar la enorme responsabilidad que tienen los periodistas de entregar datos confiables y la responsabilidad paralela de los editores de verificar con pulcritud la información que entregan al público actual y a la memoria histórica.

Verónica Cortínez
Ph.D. Harvard
Catedrática de UCLA
Directora Residente del Centro de Estudios de la Universidad de California en Chile
Solo quiero decir una cosa: just for the record, yo también estoy trabajando en un libro del cine chileno de los sesentas (diablos, ¡ya no se puede crear con las ventana abierta!). Y es curioso, si uno tiene ese cine en la cabeza, no descubrir la conexión directa entre quienes formaron ese cine y la nueva generación de directores (Campos-Bize, especialmente). Más aún, las críticas a la prensa las comparto, pero acá están puestas en el contexto de argumento defensivo. ¿Qué importa la cantidad de premios que otorga un festival u otro? Lo que importa es quiénes reciben esos premios. Los premios son política: son mensajes. Son cartas a la historia. Eso, cualquiera que haya sido jurado en algún festival lo sabe. Y el mensaje de Valdivia de este año fue: "¿Había una nueva generación de directores, con propuestas que no veíamos hace años en Chile? Bah, ni me di cuenta".

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Tres cosillas. Una, sobre las negritas, ¿será verdad que nadie vio El Niño Dormido y puede explicar eso porque nadie habló de ella más que para decir que era una película belga-marroqui?... plop!. Dos, respecto de la especie de obligación politica que un festival como Valdivia tendría con el cine chileno, ¿no es eso un poco peligroso?, es decir, si es por eso, ¿no sería mejor definir de antemano los premios de acuerdo a las tendencias que se identifiquen antes de comenzar el festival? Un año se podría premiar el nuevo cine argentino, el otro el nuevo cine venezolano, y este, por cierto, el nuevo cine chileno... Me parece que se están confundiendo las cosas. Una es no estar de acuerdo con un premio (luego de haber visto y comparado todas las peliculas en competencia) y otra muy distinta es tratar de acharcarle obligaciones "políticas" a un festival. ¿No es acaso esa misma "dedocracia" lo que se critica en otros festivales, donde claramente no gana la mejor pelicula (Cannes 2004, por ejemplo, y su penosa palma de oro a Fahrenheit 9/11) sino la que el momento (político o marketero) pide? Harina de otro costal es criticar la idoneidad del jurado, pero esa es una pelea que se tiene que dar antes del inicio del festival, no después de que haya votado. Harina de otro costal es también el que haya pocos festivales tan terminalmente desperfilados como Valdivia. Lo unico que digo es que simplemente me gustaria que alguien dijera "he visto todas las peliculas en competencia en Valdivia y la mejor era tal (una chilena) por esto esto y esto otro (y entre los argumentos hacer el favor de no poner que es la mejor pelicula chilena en los ultimos tres mil años, porque al fin y al cabo hay que reconocer, dejando de lado la arrogancia insoportable del "nuevo chileno", que eso no es gran mérito, que ser mejor que "Mi último hombre" o "La Rubia de Kennedy" o "El chacotero sentimental" no es mucho logro). Y tercera cosa, ¿para poder hablar con propiedad de un "nuevo cine chileno" por qué se necesita tan desesperadamente la confirmación de un festival como Valdivia?, sin querer menospreciar a nadie, ¿no sería mejor esperar ganarse un festival grande, afuera, un osito en Berlin (como el nuevo cine argentino), un leoncito en Venecia (como el nuevo cine taiwanés), un leopardito en Locarno (como el nuevo "viejo" cine chileno)? Los cantantes saben desde hace mucho tiempo que ganarse una antorcha en Viña no sirve para nada, que no abre las puertas de ninguna disquera en Miami y que no te salva de aparecer 10 años después llorando tus miserias en Rojo Vip. Ya se vienen un montón de festivales y las pelis chilenas-valdivianas van a ellos. A esperar entonces, que juntas o por separado ganen mucho mas que un pudú de palo.

Isabel dijo...

Me gusta tu amistad anonima, Gonzalo. Saquese la mascara!

Acaba de terminar aca en Montreal el festival de Nouveau Cinema (no le inventaron nombre traducido en ingles asi que no le inventare nombre traducido en espanol) donde vi dos peliculillas no mas, pero bien buenas: Romance & Cigarettes de Turturro y Water de Deepa Mehta.

No te encantaria poder viajar por el mundo viendo peliculas? O seria cansador?

Gonzalo Maza dijo...

Para el querido anónimo,

UNO.
Es verdad. Nadie vio EL NIÑO DORMIDO. Impresentable para la prensa. La verdad, por mi cuenta, yo preferí ver otras películas. No tenía buenas referencias de cuando se presentó en Mar del Plata (y ni siquiera apareció nombrada en el especial de revista El Amante de mayo de este año). Como uno en un festival tiene que elegir lo que va a ver, no es muy atractiva película de la que dicen lo siguiente:

Una narración lenta y morosa que sólo al final recuerda la necesidad de ritmo. Elipsis muy abruptas que parecen más un error de montaje que necesidad del guión. Opera prima que, más allá de algunos hallazgos (la mayoría de los personajes son no actores y no se nota; la fuerza de los silencios y del mundo femenino construido), no puede desterrar la inexperiencia de su directora. Buena historia para un cortometraje.

¿Tú habrías ido a verla?

DOS.
¿Obligación política de premiar una película chilena? ¡JAMAS! Lo que dije es que inevitablemente la decisión de un jurado es política. Tiene una significación que va más allá en el tiempo. Ya lo sabía Aldo Francia: en 1969, el más memorable de los Festivales de Cine de Viña, Francia quitó la competencia. Solo fue muestra: ese año se presentaron "Valparaíso mi amor", "El chacal de Nahueltoro" y "Tres tristes tigres". ¿Qué sentido había en que las tres principales películas de la historia del cine chileno compitieran entre sí? Ninguno.

¿Qué estoy diciendo? ¿Qué no debería haber competencia en Valdivia? No. Digo que un festival debe tener personalidad. Debe estar en una búsqueda. Tener una línea. La línea de Viña del Mar (en esa época) era ser un lugar de encuentro para cineastas chilenos y latinoamericanos. Una competencia, ese año, iba en contra del objetivo. Muy coherente.

Cuando el festival tiene borrosa la línea de qué clase de películas premia, pasan estas cosas: se transforma en una competenecia de gustos. Lo que termina por ser profundamente errático. Estas son las películas que ganaron Valdivia en los últimos años desde que tiene competencia:

2005:
MEJOR LARGOMETRAJE
"El niño dormido" de Yasmine Kassari.

2004:
MEJOR LARGOMETRAJE
“Machuca”, de Andrés Wood (Chile)

2003:
MEJOR PELICULA PANORAMA INTERNACIONAL
“Ojos que no ven”, de Francisco Lombardi, Perú

MEJOR PELICULA CHILENA
“Cesante”, de Ricardo Amunátegui

2002:
MEJOR LARGOMETRAJE
“A la izquierda del padre”, de Luis Fernando Carvalho, Brasil.

2001:
MEJOR LARGOMETRAJE
"Con ánimo de amar" de Wong Kar-wai.

A excepción de "El niño dormido", yo he visto todas esta películas, y puedo asegurarte que nada tienen en común. Siendo así, si yo hago una buena película y vivo, digamos, en Yugoslavia, ¿qué interes puede ser para mí venir a un festival que queda al otro lado del mundo que ni siquiera tiene claro las películas que premia?

El tema es: por último, este jurado no tuvo la suficiente inspiración, o sensibilidad, u ojo, para sentir que algo distinto estaba pasando, ALGO QUE NO HABÍA PASADO EN NINGUNO DE LOS FESTIVALES ANTERIORES. No pescaron. Más allá de quien hubiera ganado el primer premio, los ganadores de mejor director y mejor guion también fueron un chiste. Entonces, ya son demasiadas pruebas: fue un jurado conservador, que PREMIO LOS TEMAS DE LAS PELICULAS, no la calidad de las películas. Por eso "Mi mejor enemigo", e "Iluminados por el fuego" sacaron premio. Son películas bien intencionadas, con buenos sentimientos, sobre algo tan feo como la guerra.

¿Aló?

TRES.
De acuerdo. Los festivales no sirven para nada. ¿Para qué discutir entonces? ¿para qué perder el tiempo siquiera con ir?

Postula a Berlin, a Locarno, a Cannes, si te parece. Olvida todo. Pero así, solo vas a empezar a hacer "cine para festivales", una raza de cine que se valida solo por los premios, no por los pedazos de realidad (o de torta, para citar a Hitchcock) que puede presentar una película.

Hacer película para ganar festivales (más allá de lograrlo) fue lo que mató al cine chileno por años. Venimos de ahí.

Por eso es importante Valdivia. Porque es un festival chiquitito, pero es nuestro. Críticos, actores, directores, guionistas y espectadores nos vemos las caras. Lo que aqui ocurra a nadie más le importa, más que a nosotros.

Ese el tema: Valdivia debe volver a ser de los chilenos. Como FIDOCS, inteligentemente diseñado por Patricio Guzmán, debería tener una muestra internacional, y una competencia nacional. Listo. Fin de la historia. El resto es ahogarse en esnobismo. O morir de lata.

Slds,

Anónimo dijo...

Asi me gusta, que ya estemos llegando a algo concreto (aunque a nadie le importe un pepino, pero eso es harina de otro costal). De acuerdo contigo en que Valdivia deberia pegarse el alcachofazo ipso facto de ordenar su festival (por eso digo que desperfilados como Valdivia hay pocos en el mundo, o si no, de veras, que hace WKW ahi? sabra que hay un festival en Valdivia y que le dio un premio?...) y olvidarse de la competencia internacional (que es como cuando en mi bien amado festival de Viña ponen canciones de Islandia a competir) y concentrarse en una chilena, o por lo menos latinoamericana; hacer una mejor muestra internacional (comparar el lineup de Valdivia con el del primerizo Sanfic le deberia dar pesadillas a los amigos del Calle Calle... pero ya vez, que lo mas bien que hasta duermen siesta los frescolines) y fortalecer lo bueno que tiene (basicamente que van todos-todos-hasta-los-que-se-pelean-con-Lucy, los crudos en el Kustman y los paseos en bote). De allí que achacarle la culpa al jurado no creo que sea lo conveniente. Creo que los tiros deberian ir por otro lado (y me imagino que ya sabes por donde creo que deberían ir). El error de Valdivia no estuvo en la entrega de premios, sino antes, varios meses antes, de años que se arrastra el mismo problema.

Y sobre los festivales, bueno, en fin, no sé, a veces no desconfio tanto de Cannes (de Berlin un poco mas y de Venecia otro tanto, aunque a veces le apuntan, o si no ahí tienes a Mundo Grua el 99, cuando nadie sabía donde estaba Argentina). Este año Cannes me dio un par de regalazos (La Muerte del Señor Lazarescu y L´Énfat), así que no puedo hablar mal de él. Y si, es probable que exista una raza de cine de festivales, pero en un mundo donde el 99,9 por ciento de las pantallas ya estan programadas de antemano por las multisalas y sus contratos excluyentes con los gigantes, no me parece el mayor de los males. El circuito de festivales se ha vuelto una especie de canal de distribucion independiente y se podra decir lo que se quiera de ellos, la verdad es que a veces le apuntan y es la unica forma de que tipos como Cristi Puiu, Lisandro Alonso o Hong Sang Soo puedan seguir haciendo peliculas que en otros lados no van a ver ni su familia.

Y una ultima cosa, hablando del cuoteo politico, no hay que olvidarse que si al cine chileno de los años 90 le cayo algun laurel fue porque era lo "politicamente correcto". Chile venia recuperando la democracia, era un niño enfermo y habia que apoyarlo. Ahora, te apuesto un millon de chelas a que el cineasta promedio de los años 90 cuando decía que quería ir a Cannes no tenía ni idea del tipo de peliculas que ganaban en Cannes, es decir, le ponias un Kiarostami o un Hou Hsiao Hsien y salían corriendo del cine. Hay que tener ojo cuando se habla del cine chileno de los 90, porque uno se encuentra con las barrabasadas (para citar al Sapo Livingston) que decían muchos de sus directores, que ante la evidencia de su fracaso (peliculas sencillamente intratables) se ponían a decir que lo que pasaba era que sus películas eran "arte", y que nadie las entendían, pero "afuera" sí, que lo suyo era triunfar en Europa y que sus mamotretos eran top en Japón. Hay que diferenciar lo que en verdad fueron las peliculas chilenas de los 90 (malas peliculas y punto) y las justificaciones que de ellas daban sus perpetradores.
La verdad es que nadie en Chile apuntó nunca a los festivales en los años pasados, porque para eso se necesitaba primero saber que carajos es lo que pasaba en esos festivales, y a Chile no llegaba (y tampoco es que hoy llegue mucho que digamos) nada.

Y te insisto, aunque quieras desconfiar de los festivales (diablos, si hasta parezco un programador), en ellos suele verse lo mejor que se hace... a ver, hablando en serio, el unico gran cineasta olvidado por los festivales que conozco es Andrew Bujalski y que no pescó ni el festival de Palm Beach Norte, pero que si se gano un Independent Spirit. Pensar que uno es un genio incomprendido por todos en un mundo donde hay 1000000 millones de festivales es un poco too much, no?

Oye, y si sigo siendo anonimo es porque aun no me hago socio, habia que meter una lista de peliculas y libros y discos, y todavia estoy en esa, la lista es larga, el tiempo es poco...

Anónimo dijo...

ah, otro si, en el sitio de cineismo (que veo que citas) no te gustaban las notas de Ravaschino? tenia una mala leche legendaria (aunque al final no pensara lo mismo sobre más de la mitad de las cosas que escribia).

y si... sigo siendo anonimo

Gonzalo Maza dijo...

Una última aclaración: sí creo que el jurado no era idóneo. Más allá de lo que acabamos de conversar, aun así con esas reglas del juego raras que pone Valdivia, aún así se podía hacer algo. Y no lo hicieron. Fin de la historia.

Sí creo, sin embargo, que el premio a mejor actor al protagonista de "Como un avión estrellado" fue el único acertado.

Valdivia debería ser el gran festival del Cono Sur. Si llegara a serlo, si de verdad buscara qué hay de nuevo en Uruguay, Colombia, Venezuela, Perú, Argentina, Ecuador... Si de verdad nos desentrañara ese misterio que es Brasil... Este sur ya tendría norte (como deica Arjona)
slds

Anónimo dijo...

Soy seba lorenzo, buena discusión cabros, creo que curados llegaríamos a buen puerto...
Nada, más en serio, concuerdo con varios argumentos del anónimo, un par de ti gonzalo, pero me da lata ponerme a enumerar...
Sobre el nuevo cine chileno, a ver a ver, ¿nuevo cine chileno?, ¿qué se supone que les picó a todos los que fueron a Valdivia que andan obsesionados con hablar de una supuesta renovación de nuestro cine, que me parece más bien una invención retórica sustentada en efecto de superficie?. No niego que existan algunas transformaciones, la mayor parte de ellas propias de los cambios que se han evidenciado en el contexto del cine mundial (sobre todo tecnológicos), pero de propuestas definidas, más aún, de movimiento generacional como tal, bien poco, al menos por ahora. Sobre la influencia del cine de fines de los 60 en el cine chileno actual, no te entiendo Gonzalo, así de simple, a ver si me aclaras mejor a qué te refieres. En cuanto a mi percepción, los veo muy, pero muy alejados.
Sobre la película premiada en Valdivia, te aseguro que con esa descripción de haber estado en Valdivia no me la pierdo ni cagando (ya conoces mis gustos). En todo caso, tampoco entiendo ese gusto irreflexivo por El Amante, como si lo que dijera esa revista más bien mediocre, fuera fuerza de ley.
Ahora bien, concuerdo en que hace falta una definición de proyecto en nuestros festivales de dicados a la ficción, ahondar más en lo latinoamericano y servir de plataforma para impulsar y llevar a formato de distribución -35mm-producciones independientes que no caben en el mercado (como de paso hacen muchos festivales no mencionados).
¿Si me preguntas qué le falta al cine chileno actual para constituir movimiento? Te lo digo: discurso, propuesta, reflexión. Que no es poco.

Anónimo dijo...

soy seba lorenzo de nuevo, está re bueno tu blog compadre... mira, acabo de leer sólo de curioso lo que escribiste días atrás, en particular, de las salmoneras, dos cosas: concuerdo contigo que en el documental está pasando MUCHA MÁS REFLEXIÓN y espíritu contestario que en la ficción del cine chileno, y eso que apenas he visto una decena de trabajos del último tiempo...
segundo, conocí la realidad de Puerto Aysén (XI Región) y la palpé hasta el fondo, puesto que viví allí de pendejo y mi padrastro trabajó de capitán de pesca en Pesca Chile, la mayor empresa pesquera de la zona, que, como casi todas, es también un consorcio Español... ya en esos años (1991) tenían LA CAGADA MISMA con el medio ambiente y con las relaciones sociales de las personas. Era indescriptible, los barcos salían a mar abierto con temporales en otra onda y los accidentes corrían uno tras otro, hasta que a un Bototo (literalmente una bodega flotante) se lo comió el mar y todos sus tripulantes (unas veinte personas) murieron ahogados: sólo aparecieron dos cadáveres. Los sueldos, además, eran miserables, y la gente vivía como en otra dimensión: el español a cargo de la empresa era la autoridad del pueblo, se sucedían vendettas entre pandillas sin la menor preocupación pública, desaparecía gente (sí, como los casos de los jóvenes de la armada) y no pasaba nada. Pa más remate, ese año explotó el volcán Hudson, cosa que no se puede describir si no la vives: luego del cataclismo de la explosión calló tanta ceniza que todo lo circundante era negro...
bueno, me desvié del tema, es que nunca he vuelto a ver tanta injusticia (legal, natural, divina), en un sólo lugar, al punto que quise borrarlo de mi cabeza y nunca he vuelto... curioso.
Ya gonzalo, un abrazo.

Anónimo dijo...

Que bueno que te sumes a la conversa (que a estas alturas ya es una real borrachera), Seba Lorenzo. Leo lo que escribes en LaFuga y me gusta mucho, congratulations. Viva la cinefilia!!

Y bueno, esto del nuevo cine chileno da para mucho. Totalmente de acuerdo con la idea de que si hay algún cambio formal importante (y ojo, que no todas las películas "nuevas" dan muestra de ello) es más que nada una "puesta al día" con lo que pasa en el referente fundamental del cine chileno de todos los tiempos: Hollywood. Si uno mira con cuidado las películas que salen de Hollywood o sus satélites (cine independiente americano) se da cuenta de que cambiaron mucho, no tienen nada que ver con lo que se hacia en los 80 o 90. El video y el video juego se han incorporado al mainstream, la lógica MTV, la mezcla de estilos ha encontrado una nueva casa en la comedia adolescente, el video casero en el horror, etc. No en vano Assayas decía que lo más nuevo que ve en el cine mundial actual viene en algunos minutos de películas de Hollywood. Por otro lado, que Dogma llegue a Chile 10 años después de haber sido creado (incluso después de haber muerto oficialmente) no debería de asombrar a nadie.

Respecto de la comparación con la generación de los 60, de nuevo de acuerdo contigo, Seba, yo tampoco veo ninguna similitud. Tanto política como estéticamente, el nuevo "viejo" cine chileno era un movimiento cohesionado, que estaba al tanto de lo verdaderamente nuevo que pasaba en el mundo en esos años (por ejemplo, el nuevo cine latinoamericano, lo que hoy sería equivalente con el nuevo cine argentino, por ejemplo, corriente que ninguna de las pelis del supuesto "nuevo cine chileno" tiene mucho en mente) y no sub-productos via el mainstream. Además que estaba gente como Ruiz pensando el cine de una forma siempre lúcida (en una entrevista en Racontto cuenta mas o menos lo que pensaba cuando hizo TTT y se nota que las tenia clarísimas) o Littin dándole el palo al gato con la genialidad de seguir letra a letra lo que decía el proceso contra el Canaca y de mostrar un campo real y cuasidocumental... Lo que me llama la atención es que donde el "viejo" nuevo cine ponía el énfasis en lo político, en el compromiso social, en el cine como un elemento más en una construcción ideológica-estética más grande, este "nuevo-nuevo" cine chileno ponga el énfasis en todo lo contrario, lo apolítico, el cine por el cine... No digo que una sea mejor que la otra, pero iguales, nica... De hecho me parece que si algo tiene como elemento cuasi-aglutinador este “nuevo cine chileno” es el sacudirse los últimos estertores de esta conciencia social que el cine de los 60 impuso como obligación… pero bueno, ese tema es largo.

Otra cosa que no hay que olvidar (y nuevamente, sin entrar a juzgar) es el elemento comercial del asunto. Promocionarse como "nuevo cine chileno" es una súper buena estrategia de marketing. Llena páginas de diarios, entusiasma al público. Para un cine pobre que compite en desigualdad de oportunidades no deja de ser una buena estrategia.
Algo que me molesta, sin embargo, y que creo que hay que tener cuidado es el "amiguismo" de este nuevo cine chileno. Campos no sólo invita a Bize o a Paréntesis a integrarse al grupo, acoge también a Nicolas Lopez y amenaza desde su blog con nombrar a Waissbluth como el "hombre-visagra", el que lanzó todo esta "revolución"... al que me diga en qué puede ser considerada "nueva" Los Debutantes le doy un premio.

Tampoco se puede decir que el "nuevo cine chileno" sea una respuesta al cine comercial, porque sigue siendo básicamente comercial. Nuevamente, sin juzgar la opción, no creo que se pueda llamar “anticomercial” a un cine que pone a Gonzalo Valenzuela, Blanca Levin, Sigrid Alegria, Francisco Pérez-Bannen, Aline Kuppenheim…. en pelotas y tirando, que es al final lo que la galería quiere ver, las estrellas de tele, y si es en pelotas mejor… (lo que me recuerda al mismo Waissbluth cuando defendía como su dignidad de artista el plano en que la geisha se pegaba una mamada…. plop!), todas tienen además música de moda, ninguna es narrativamente hablando muy original o arriesgada que digamos (todas se entienden bastante fácil)… etc. Hacer cine comercial no tiene nada de malo, no es un pecado y no hay porqué sentirse avergonzado. Pero no hay que olvidar que el cine comercial es mucho más que comedias tipo “Sexo con Amor”… pero bueno, ese tema también da para largo.

Lamento no haber podido ver nada de Torres Leiva (llegué tarde al Sanfic por un par de días y no fui a Valdivia), pero si he de confiar en lo que dice en sus entrevistas, sus referencias y los comentarios de gente que ha visto su trabajo (por ejemplo, tú mismo Seba o Lisandro Alonso que me habló muy bien de él), me parece que por ahí podría ir algo verdaderamente nuevo, o al menos arriesgado de verdad… pero no sé, ustedes que lo han visto sabrán… además para mí el nuevo cine chileno se llama Raúl Ruiz y con él basta.

Eso, ya hable más de la cuenta, el anónimo, que en realidad es AFA

Anónimo dijo...

que bueno el diálogo compadre, no sé quién cresta eres, pero igual comparto muchas de las cosas que estás pensando... en cuanto al cine independiente norteamericano y a las nuevas tendencias de hollywood, me interesaría ahondar más en ellas, puesto que no conozco mucho y declaro mi ignorancia (algo he visto de Gus Van Sant, Tom Andersen y los más clásicos Cassavettes y jarmush)
Sobre el último remezón del abandono de la conciencia política en el cine chileno, comparto esa apreciación, es más, creo que este es un tema al que darle más de una vuelta: es posible que gran parte de lo nuevo sea un despliegue demasiado conformista (estrategia comercial incluida) como para dar espacio precisamente a una propuesta nueva...
Pero bueno, también siento a veces voces disidentes que asoman entre medio: espero que Torres no demore en lanzarse a hacer su primer largometraje, al menos no más de lo que J.V.Araya ha tardado en dar vida a su segunda película, que muchos esperamos...
en fin, hay mucho que conversar todavía sobre estos temas (incluido el rol del estado de por medio) y por ahí si nos encontramos, encantado de sentarnos en un barsillo a debatirlo,
saludos, seba lorenzo

Anónimo dijo...

Respecto del cine gringo más comercial, la verdad es que yo tampoco lo veo mucho conscientemente, aunque en realidad no haga falta hacer el esfuerzo (uno siempre se lo encuentra en los aviones, en el zapping, en las salas de espera).
Eso con respecto al mainstream más duro (Spider Man, Batman y cosas por el estilo, es decir, puro efecto especial, que sin embargo, si te fijas detenidamente, incorpora mucho del comic, de los juegos de vídeo, del cine de acción chino, coreano y hongkonés... incluso si se piensa en la incorporación del video al cine, basta recordar American Beauty, es decir, el tema de la renovación de estilos en Hollywood es viejo).

Igual en el cine gringo se podría decir que hay tres niveles. Uno son los blockbusters, otro es el cine "indie" (Jarmusch, Waters, Anderson, Payne, Sofía Coppolla, etc, es decir, gente que trabaja con estrellas más o menos grandes pero en películas de menor presupuesto, de hasta unos 10 o 15 millones) y una corriente aún más subterránea.

En este último grupo me he llevado varias sorpresas muy agradables. Funny Ha Ha y Keane han sido dos películas notables, casi bressonianas o dardennianas (sin música incidental, por ejemplo, mucha cámara en mano e iluminación mínima), aunque Funny Ha Ha es más como el primer Cassavetes o Eustache, con esa capacidad única de captar un momento histórico, una generación. Keane es más "cuidada" (Funny Ha Ha se filmó en 16mm, no S-16, 16 a secas, con un audio espantoso) pero es muy potente. Muestra la vida de un esquizofrénico sin romantizar ni una pizca lo que es andar peinando la muñeca. Tengo copias de las dos, así que si nos vemos por ahí te las paso encantado.

La última de Jarmusch es súper linda, para mí su mejor trabajo junto a Dead Man (soy un rayado del western), una película súper sensible y jugada. Está hecha a espaldas de lo que el público puede esperar y tiene momentos sublimes (hay un momento en que Billl Murray va en un avión y hay un poco de turbulencia... nada fuera de los común, pero un momento bellísimo, en fin, que a mí me gustan esas cosas, cuando se logra capturar un momento que puede ser banal pero misteriosamente no lo es, recuerdo a Kieslowski cuando decía que Tarkovski podía filmar un árbol de tal forma que al verlo no parecía un árbol, sino que misteriosamente se transformaba en otra cosa).

También está el nuevo documental de Erzog de un tipo que amaba a los osos y que terminó siendo comido por ellos, su mejor película en décadas... Y Last Days me gustó mucho, bastante más que Gerry o Elephant, creo que GVS ya está encontrando el tono (sin tener que imitar tan descaradamente a Tarr por el sólo gusto de imitarlo), aunque aún tiene una tendencia a los símbolos o la interpretación simbólica que no me mata... en fin, que respecto del cine gringo este ha sido un súper buen año.

Respecto del cine del resto del mundo (excepto Argentina, para la que el 2005 pudo haber sido un año perdido) este año hubo también películas notables. La Muerte del Señor Lazarescu, de Cristi Puiu, por ejemplo. Está en internet con subtítulos en inglés, así que si la vez por ahí (me da la impresión de que sabes a qué me refiero) bájala. Al final de la proyección no podía despegarme del asiento, era como si me hubiesen golpeado en el estómago, en las piernas, en todo. Muy probablemente la mejor película sobre la muerte (vaya temita) que he visto en la vida, creo.
Y en fin, así con el cine...

Torres Leiva lleva años con el largo, pero lo bueno es que entremedio ha seguido haciendo cosas y que ahora está la Elise Jalladeau, que debería llevar todo a buen puerto. Insisto en que me gustaría poder ver algo de él. Tampoco pude ver Tan Lejos de Andrómeda, aunque siempre me picó la curiosidad, especialmente por lo bien que habló de ella Ruiz.

Lo del nuevo cine chileno es bueno masticarlo, verlo sin pasión. El mismo Ruiz recuerda siempre a los "locos fundacionales", ese afán de andar inventando la rueda y el hilo negro.

Y bueno, sobre la identidad secreta, acá va la pista definitiva... ta ta ta taaaan, y un mail, a ver si encontramos una mejor forma de dialogo que robándole líneas al blog de Maza.

http://diario.elmercurio.com/2005/10/28/espectaculos/espectaculos
/noticias/70419FF4-6044-4308-9E01-905DB9AA6D98.htm

pollodiantres@yahoo.com

Como no vivo en Chile (aunque tengo TVN en casa) las chelas tendrán que esperar hasta diciembre, que voy a andar unos días (con rodaje de corto incluido, si hay suerte) pero entonces encantado.